Durante años, la quercetina ha sido uno de esos compuestos “prometedores” que aparecen una y otra vez en estudios nutricionales: antioxidantes, antiinflamatorios, presentes en frutas y verduras comunes. Pero su papel real en la salud, y en especial en la prevención del cáncer, ha sido siempre decepcionante fuera del laboratorio. El motivo es sencillo: consumir quercetina no garantiza que el cuerpo sepa qué hacer con ella. Pero vamos por pasos porque eso podría haber cambiado.
La quercetina es un flavonoide vegetal, un tipo de polifenol que las plantas utilizan como defensa frente a la radiación ultravioleta o los patógenos. Nosotros la ingerimos a diario, aunque casi nunca somos conscientes. Las manzanas se han llevado buena parte de la fama respecto a su contenido, pero ni de lejos son la fuente principal. Cantidades especialmente altas aparecen en cebollas (sobre todo las rojas), alcaparras, arándanos, uvas, cerezas, brócoli y té. En algunos casos, una ración pequeña de estos alimentos contiene más quercetina que varias manzanas juntas.
El problema es que, en el organismo humano, la quercetina se absorbe mal y actúa poco por sí sola. Aquí es cuando entra en juego un factor que la nutrición clásica ignoró durante décadas: el microbioma intestinal. Un nuevo estudio, publicado en Metabolismo celularmuestra que la quercetina solo se despliega parte de su potencial cuando ciertas bacterias intestinales la transforman químicamente. No es la molécula original la que importa, sino lo que nuestros microbios hacen con ella.
Los autores del estudio, liderados por Penghu Han, identificaron un metabolito concreto (DOPAC, siglas de ácido dihidroxifenilacético) generado a partir de la quercetina por bacterias intestinales. Ese compuesto actúa directamente sobre células T CD8⁺, piezas clave del sistema inmunológico encargadas de destruir células tumorales. En modelos animales, DOPAC mejora la eficacia de la respuesta inmune y refuerza los mecanismos celulares asociados a la protección frente al cáncer. No es una cura, ni una solución mágica, pero sí una pieza nueva en un complejo rompecabezas.
